Juan Diego Díaz, presidente de AEE: “Debemos conseguir establecer un escenario de estabilidad, continuidad y visibilidad que favorezca las decisiones estratégicas industriales”

8 de octubre de 2021

El II Congreso Internacional de la Industria para la Transición Ecológica (CITE) se ha celebrado esta semana en Pamplona, organizado por el Gobierno de Navarra, Enercluster y AEE, y que ha congregado a más de 300 asistentes. El presidente de AEE, Juan Diego Díaz, participó en la inauguración donde habló sobre los futuros retos del sector eólico, sus fortalezas, y el diálogo con el Gobierno para que reconduzca las medidas adoptadas recientemente en cuanto a la reforma eléctrica.

Hoy más que nunca la sostenibilidad y las energías renovables están presentes en el discurso social, político, jurídico o económico y en el debate mediático. Tanto Europa como España han dejado claro que quieren jugar un papel de liderazgo mundial en la transición energética, la acción climática y la transformación de la actividad productiva hacia una sociedad descarbonizada.

Por otro lado, hoy más que nunca toca poner en valor en nuestro país el papel de la Industria, de la manufactura y del desarrollo tecnológico asociado.

Nadie duda de que debemos ser uno de los motores principales del crecimiento económico. Los objetivos que tenemos para los próximos años están fijados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Por tanto, esto ya no va de buenas intenciones, de ser más o menos verdes; sino de cumplir la planificación aprobada y convertirnos en la piedra angular de la recuperación económica.

Una recuperación económica que requiere de aprovechar las lecciones aprendidas, manteniendo y fortaleciendo aquellos esquemas de aportación al PIB basados en la industria y la tecnología.

En Europa y, particularmente en España, estamos viviendo una etapa de objetivos ambiciosos y transformación, marcados por la instalación de nueva potencia renovable. En el caso de la eólica, en toda su cadena de valor, tiene sobrada capacidad de respuesta, pero no está exenta de grandes retos.

Por ello es necesario tener convicciones firmes y estables en el tiempo en pro de una política industrial directamente vinculada a las políticas energéticas y climáticas, y viceversa. Tan importante es disponer de energía barata y estable para la competitividad de nuestros procesos productivos, como cuidar y potenciar la industria que justamente produce equipos y sistemas dedicados a abaratar el coste de la energía y reducir las emisiones de nuestra sociedad.

Por otro lado, son momentos muy exigentes y complejos los que estamos viviendo en el sector energético en España, que requieren de mucha responsabilidad por parte de todos los actores, de rigor y de visión a largo plazo.

Los precios de la energía y su efecto en los consumidores han llevado al Gobierno a adoptar medidas que han generado un impacto no entendido en el sector eólico y que esperamos que puedan ser reconducidas normativamente para volver a recuperar la confianza de los inversores, no penalizar la cadena de valor y, en definitiva, garantizar la seguridad jurídica como pilar fundamental para el avance hacia los objetivos 2030.

Las renovables ya son una realidad totalmente consolidada y competitiva, protagonistas de nuestro mix eléctrico. De entre ellas, la eólica es ya la columna vertebral del sistema. Actualmente, es la primera tecnología del mix por potencia instalada con más de 27,4 GW instalados, y durante los últimos 12 meses también ha sido la primera tecnología en generación, con más de 60 TWh. Este primer puesto en potencia y generación será mantenido durante esta década hasta lograr alcanzar los 50,3 GW en 2030 de acuerdo con nuestro PNIEC.

Pero para ello, es imprescindible garantizar el ritmo anual de incorporación de potencia renovable en nuestro mix, de acuerdo con lo que establece el PNIEC. Es un reto formidable que requiere sobre todo de entornos de confianza para la inversión privada, de coordinación de esfuerzos y competencias, de mucho diálogo y sensibilidad con la sociedad y de rigor para adoptar las soluciones regulatorias adecuadas.

Debemos por tanto conseguir establecer un escenario de estabilidad, continuidad y visibilidad que favorezca las decisiones estratégicas industriales.

La transición energética es una oportunidad industrial de primer orden para nuestro país. Ya no sólo por la cadena de valor existente, que hay que mantener a toda costa, sino por aquella cadena de valor que tenemos que conseguir que crezca y se consolide. En el ámbito de la eólica marina y en concreto de la tecnología flotante, nuestra industria tiene una oportunidad de oro para consolidar España como un polo tecnológico e industrial de primer orden a nivel mundial, aunque todavía hay que avanzar en aspectos de planificación y regulatorios que enfoquen y ordenen adecuadamente la instalación de parques eólicos marinos en nuestras costas.

La buena salud del sector eólico es el fruto del trabajo constante y responsable de un sector energético, industrial y de innovación que es estratégico para la economía en España y para Europa. La presencia de más de 250 centros industriales en nuestro país es un síntoma de fortaleza y resiliencia del sector. En España se crea tecnología y se fabrican equipos y componentes eólicos, hasta posicionar a nuestro país como 3er exportador a nivel mundial. La eólica es sin duda un sector estratégico por el amplio espectro de cadenas de valor que genera. Posee industria exportadora, posee ingeniería y desarrollo tecnológico, posee innovación. Solo en Navarra contamos con 17 centros industriales, destacando las fábricas de componentes, de palas, de aerogeneradores, así como las empresas de mantenimiento, formación y certificación.

Nuestro sector es pilar para la reconstrucción económica y el cambio de modelo productivo en Europa. Las sinergias industriales son claras y de futuro. El sector naval, metalúrgico, infraestructuras o de tecnologías de la información ya forman parte del sector eólico. Algunas áreas como la industria naval y la eólica off-shore, tienen una simbiosis tanto industrial como tecnológica en la que las cadenas de valor se imbrican totalmente.

Producir en Europa con estructuras de coste europeas nos obliga a enfocarnos al valor añadido, la digitalización, la automatización y la innovación constante. Debemos ser la cuna de la innovación en la energía limpia del futuro. España siempre ha sido un país pionero y, sin duda, la energía eólica es un referente a nivel mundial de tecnología de cambio.

Además, hay que ser valientes a la hora de afrontar retos como la integración de las renovables en la red, la hibridación de tecnologías con o sin almacenamiento, el desarrollo de la eólica off-shore flotante asociada al desarrollo portuario como un exponente claro de la Economía azul.

Necesitamos dar ejemplo siempre, como renovables, como empresarios, como industriales. La coexistencia de la eólica y nuestros vecinos, nuestros pueblos y el territorio, debe hacerse con un mimo absoluto y con mucho rigor y responsabilidad.

Por ello, el diálogo y la sensibilidad para con la ciudadanía es una prioridad para el sector. La búsqueda del beneficio para nuestros pueblos y sus gentes, preservando el entorno y su biodiversidad, es un objetivo imprescindible. Tenemos que conseguir conjugar los dos principales debates, el de alto nivel sobre la acción climática en el que todos estamos de acuerdo; y el de lo local, lo cercano, lo que se ve, lo que genera tensiones, y en lo que debemos enfocar todos nuestros esfuerzos. La eólica es la base de la energía renovable gestionable más competitiva por su capacidad de producción y su mayor efecto de ahorro para los ciudadanos. Trasladar los mensajes y la información sobre las renovables a la sociedad es nuestra obligación, y este evento que ahora estamos inaugurando debe colaborar a divulgar esta realidad.

Es el momento de asumir el liderazgo, porque la única manera de predecir y anticipar el futuro es gobernándolo. Debemos responder a la oportunidad, todas las empresas y sus profesionales. Y aquí es donde se encuadra este evento, una cita industrial y tecnológica de primer nivel, que pone de manifiesto el interés de las empresas e instituciones en agilizar el camino hacia una economía y sociedad más sostenible.

Si somos capaces de afrontar todos estos desafíos los que vienen serán los años más importantes para este sector. Contamos con vosotros para construirlos juntos. El programa del Congreso es muy completo e intenso, y es un reflejo de la complejidad del mercado y del sector en los que estamos inmersos.