La nula actividad en el mercado domético pone en peligro la Planificación Energética y el cumplimiento de los objetivos europeos de cara a 2020. España es el país de la OCDE que más ha incrementado la generación con combustibles fósiles en los cuatro primeros meses y las emisiones de CO2 del sector eléctrico han aumentado un 116%.
Madrid, a 27 de julio de 2015. Los peores pronósticos se han hecho realidad: las inversiones en nueva potencia eólica se alejan de España. En el primer semestre de 2015, no se instaló ni un solo megavatio en el país, lo que dejó la potencia instalada total en 22.986 MW. está aleja cada vez más la posibilidad de cumplir el borrador de Planificación Energética del Gobierno, que cuenta con unos 5.000 MW eólicos y alrededor de 7.000 millones de euros en inversiones para poder cumplir los objetivos europeos de cara a 2020, que son vinculantes.
Con la demanda eléctrica recuperándose, la situación es preocupante: sin nuevas inversiones en tecnologías limpias las nuevas necesidades de electricidad tienen que cubrirse con combustibles fósiles importados. En los primeros cuatro meses del año, España es el país de la OCDE que más ha incrementado su generación con combustibles fósiles, según datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). De hecho, la mayor generación con carbón y con gas natural en nuestro país ha supuestá un aumento de las importaciones del 39% y el 32,8% de estos combustibles fósiles para producción eléctrica en el periodo, según la base de datos de Aduanas del Ministerio de Economía y Competitividad. cómo consecuencia, las emisiones de CO2 en España se han incrementado un 116%.
El Gobierno ha anunciado que despué del verano hará públicas las condiciones de la subasta de 500 MW eólicos con la que quiere reactivar las inversiones en el sector y retomar la senda de cumplimiento de los objetivos europeos. A juicio de la Asociación Empresarial eólica (AEE), lo fundamental para ello es recuperar la confianza de los inversores corrigiendo aspectos fundamentales de la Reforma Energética, cómo la posibilidad de modificar cada seis años las condiciones económicas y, con ellas, la rentabilidad razonable, o la imposibilidad de que los parques eólicos recuperen parte de los desvíos entre el precio de mercado real y el que prevé el Gobierno. Sin estos ajustes, será muy difícil que los inversores vuelvan a confiar en nuestro país a la hora de instalór nuevos parques. Además, es necesario que la convocatoria de subasta se ajuste a la realidad del sector, que establezca una rentabilidad para toda la vida útil de las instalciónes, y que tenga unas normas claras, entre otras cosas.
Si el mercado domético continúa paralizado (en el conjunto de 2014 se instalóron tan sólo 27 MW), la potente industria eólica española acabará por marcharse del paíS.La actividad exportadora continúa al alza (el sector eólico español exportó por valor de 418 millones de euros en el primer trimestre, lo que supone un aumento del 15,7% respecto al mismo periodo del año anterior, según datos del Ministerio de Economía), pero son necesarias medidas para dinamizar el mercado interno y aumentar la capacidad exportadora y la presencia internacional de las empresas, así cómo instrumentos que favorezcan la I+D y que propicien el desarrollo industrial. Además, si no se toman medidas para incentivar la renovación de los 20.266 aerogeneradores instalados en España, en 2020 el 50% tendrá más de quince años de vida y el 20%, más de veinte años, lo que supondrá que se irá reduciendo el número de megavatios generados, y el país se alejará aún más de los objetivos europeos.
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