Reflexiones sobre el precio de la electricidad. Por Pablo Fernández Castro, presidente de Norvento

26 de octubre de 2021

Hace ya casi 20 años, un experto energético empezaba su ponencia diciendo: “Si te han explicado el sistema eléctrico español, y lo entiendes, es que te lo han explicado mal”. Esta frase, hoy un clásico, sigue conservando plena vigencia: el sector energético español en general y el sector eléctrico en particular es enormemente complejo.

Esto dificulta que los ciudadanos dispongan de criterios claros de análisis cuando, como está ocurriendo ahora, la situación del sector energético se convierte en una de las principales preocupaciones públicas.

Comparto a continuación algunas reflexiones que intentan arrojar algo de “luz” al debate.

El precio de la electricidad en el mercado eléctrico español se encuentra en máximos históricos y la previsión es que se mantenga así en los próximos meses.

El principal responsable de este fuerte incremento es la subida experimentada por el precio del gas natural a nivel mundial. No es el único responsable, pero sí el más relevante.

Las causas de este ascenso del precio del gas requerirían otro artículo, pero la más relevante es la subida mundial de su demanda, especialmente en diversas economías asiáticas.

Este encarecimiento no es exclusivo del gas: afecta a todos los combustibles fósiles (gas, carbón y petróleo) y también a otras materias primas clave. Se generará un impacto fuerte en la economía por la inflación general asociada a estos encarecimientos.

Todos los países europeos están sufriendo una situación muy similar en sus mercados eléctricos: están soportando precios récord de electricidad por este mismo motivo.

Los combustibles fósiles todavía tienen hoy en día una gran presencia en el sector eléctrico europeo. En el año 2020, más del 25% de la demanda eléctrica en España se cubrió con centrales de ciclo combinado y cogeneración. Esta importante presencia, unida al sistema marginalista de fijación de precios que rige a nivel europeo en el mercado eléctrico, provoca que la subida del precio del gas tenga impacto en el sector eléctrico en su conjunto. El gas es hoy la tecnología que marca el precio eléctrico en España, bien directamente, bien por su impacto en las ofertas del resto de tecnologías.

Pero una cosa es el precio de la electricidad en el mercado eléctrico y otra el precio que pagan los consumidores en su recibo.

Si bien, como decía, el precio de la electricidad en el mercado eléctrico está teniendo una evolución similar en toda Europa, el precio que pagan los consumidores sí presenta importantes diferencias entre países, provocadas principalmente por los diferentes marcos regulatorios de cada Estado. En España, el precio que pagan los consumidores se sitúa en la franja más alta del continente.

El precio que pagan los consumidores incluye una parte para pagar la electricidad mientras que otra parte relevante corresponde a impuestos y otros costes asociados al sistema eléctrico. Ambos conceptos (parte de electricidad y parte de impuestos más otros costes) se regulan de forma muy distinta en cada país.

Por un lado, esta otra parte de la factura, la de impuestos y otros costes, es en España de las más altas de Europa: hay países donde no tienen estos “impuestos” o son de menor cuantía; y hay otros países que están sufragando estos “otros costes”, al menos de forma parcial, por vías diferentes al recibo del consumidor (básicamente vía Presupuestos del Estado).

Y por otro, en la parte de pago de la electricidad, en España para los clientes de tarifa regulada la volatilidad del precio del mercado eléctrico se traslada directamente a los consumidores, algo que no ocurre otros países. En España, mientras que los clientes del mercado libre pagan, por esta parte del recibo, lo que tengan pactado con su comercializadora, este mismo concepto en los clientes de la tarifa regulada está directamente vinculado a la evolución del mercado eléctrico. Esta es la razón por la cual los clientes de tarifa regulada son los que sufren en primer lugar y con mayor intensidad el incremento del precio del mercado eléctrico, ya que tiene una traslación directa e inmediata a sus facturas. Los clientes del mercado libre no quedarán al margen del incremento de precios que estamos sufriendo en el mercado eléctrico, pero no lo sufrirán hasta que tengan que renovar sus contratos.

Y, ¿qué podemos hacer para corregir esta situación? Destaco tres medidas:

En primer lugar, introducir modificaciones en la tarifa regulada. El sistema actual, en el que se liga, en tiempo real, el precio que abona el consumidor al precio de la electricidad en el mercado eléctrico provoca que, en situaciones de fuertes variaciones de precio como la actual, la subida de precio se refleje directamente en el recibo del consumidor, lo que provoca incrementos en su factura, de forma súbita. Además, debido a la variación de los precios horarios entre unos días y otros, no es posible para el consumidor reducir su factura eléctrica a través de la gestión del consumo, ya que el consumidor no sabe con la antelación suficiente cuales son las horas en las que es más barato consumir electricidad. Por ello, deben introducirse cambios que corrijan estos efectos. Ojo, el impacto de esta medida sobre los costes es muy limitada: El principal beneficio es que consigue que esta subida de precio para el consumidor sea menos intensa y más progresiva. Alguna medida ya se ha adoptado en este sentido, como la opción de precio fijo dentro del marco de la tarifa regulada, pero no ha tenido el éxito deseado. En estos días, el Gobierno ha abierto nuevamente este debate y, previsiblemente, se aprobarán medidas en este sentido a corto plazo.

En segundo lugar, bajar impuestos. Para que el consumidor pague menos, hay que reducir los costes asociados a la electricidad y una parte importante son los impuestos. El Gobierno ya ha aprobado en estos meses medidas en esta línea y será necesario profundizar en ellas a futuro.

Y, en tercer lugar, y lo más relevante: La única medida realmente eficaz y definitiva para evitar estos episodios es una medida estructural: prescindir de los combustibles fósiles en nuestro mix energético. Si hoy en España tuviésemos un mix energético en el cual el gas natural solo fuese una tecnología de respaldo, seríamos prácticamente inmunes a las subidas de precio de este combustible.

La situación que estamos viviendo no puede cogernos por sorpresa: Esto ya había sucedido (ya hemos vivido importantes crisis económicas por el precio de los combustibles fósiles), sabíamos que volvería a suceder (como hoy estamos viviendo), y debemos tener muy presente que, si no tomamos medidas estructurales, se repetirá en el futuro y cada vez con más intensidad.

Los combustibles fósiles son combustibles contaminantes, limitados y, además, tenemos que importarlos de terceros países como Argelia, Rusia, Nigeria o Arabia Saudí, ya que España no dispone de estos recursos. Por ello, mientras nuestro mix energético dependa de combustibles fósiles (i) estaremos abocando al planeta a una crisis climática y (ii) estaremos expuestos a estas crisis económicas por subidas de precio.

En el mix energético español, el 75% son combustibles fósiles. Y en Galicia la situación es similar: en Galicia más del 70% de nuestro consumo energético lo estamos cubriendo con combustibles fósiles. Más del 70%. Con esta situación, ¿cómo es posible que haya quien defienda que ya tenemos suficiente energía renovable?

Para reducir esta cifra, hay que avanzar en 6 líneas: eficiencia energética para reducir consumo, energías renovables, autoconsumo, gases renovables, almacenamiento energético y electrificación de la economía; es decir, transición energética.

Solo una apuesta decidida por la transición energética nos permitirá reducir nuestros costes energéticos, cuidar el planeta y, si lo combinamos con las políticas adecuadas, actuará también como palanca de crecimiento económico y de creación de empleo. La transición energética es una oportunidad de crecimiento económico, siempre que seamos capaces de posicionarnos a la cabeza tecnológica e industrial de esta nueva revolución. Nadie duda de que la transición energética, junto con la digitalización, serán las principales fuentes de creación de empleo en los próximos años. La clave está en conseguir que esos empleos se creen aquí.

Como conclusión, para solucionar de raíz del problema de los precios energéticos, tenemos que apostar por la transición energética. El resto, parches; necesarios, pero parches.

PABLO FERNÁNDEZ CASTRO

Presidente de Norvento