A pocas semanas de la celebración de la Feria y Congreso WindEurope en Bilbao, ¿cuáles son las expectativas para esta cita?
Las expectativas no pueden ser mejores. Ya hay más asistentes inscritos que en las ediciones anteriores, superaremos los 12.000 profesionales, y la superficie destinada a la parte expositora ha aumentado un 25% y está completamente reservada hace meses. Bilbao por tercera vez se convertirá en la capital mundial para el sector eólico y tenemos que estar muy orgullosos. Este año, a nivel institucional, el programa incluye la más alta representación de países clave. Además, este programa destina espacio a cada uno de los temas que deben ser analizados para el desarrollo y futuro del sector eólico. Tenemos grandes retos y también oportunidades que en Bilbao serán analizados por los mejores expertos durante tres días. Desde el punto de vista de AEE, que repetimos como national partner, consideramos que es un momento crucial para mostrar el potencial de la cadena de valor del sector eólico español tanto en onshore como en offshore. Tenemos mucho que mostrar porque la eólica en España es un caso de éxito.
El pasado 26 de febrero se lanzó a consulta pública el esperado marco normativo para la eólica marina. ¿Veremos en 2030 los primeros parques eólicos marinos en nuestras costas?
Sin duda 2024 es el año del despegue de la eólica marina en España. La eólica marina flotante es una oportunidad de país por la creación de nuevos empleos y por las sinergias con otras actividades industriales, como la naval o portuaria, entre otras. Tenemos un objetivo que cumplir, alcanzar los 3 GW en 2030, y la cadena de valor está deseando hacer despegar los proyectos. El anuncio del marco normativo nos anima a pensar que en 2024 podemos contar con el anuncio oficial de la primera subasta lo que supondrá el pistoletazo de salida. Los actores eólicos, que han venido apostando por posicionarse en el mercado offshore en nuestro país y que han movilizado ya parte de sus inversiones en estudios y desarrollos, están preparados para pisar el acelerador.
Respecto a la eólica onshore en España, el sector lleva tiempo reclamando una agilización de la tramitación de los proyectos eólicos. ¿Es el permitting uno de los principales retos actuales?
Los ambiciosos objetivos del PNIEC a 2030 nos indican que debemos aumentar el ritmo de instalación de energía eólica en el mix de forma radical, pero al mismo tiempo de manera ordenada y sostenible. Para poder alcanzar los 63 GW a 2030 hay que incorporar más de 4 GW al año.
Acelerar la tramitación administrativa es crítico para nuestra resiliencia energética, económica, industrial y climática. Hay que tramitar más rápido y cumplir los plazos establecidos en la normativa europea, con criterios homogéneos y coordinación estrecha entre las administraciones. Para ello, es indispensable que las Administraciones Públicas competentes dispongan de las capacidades necesarias de forma integral: con los recursos materiales y herramientas, con las personas y la formación necesarias, con directrices únicas y claras, con estructuras organizativas realmente operativas, y con enfoques modernos y procesos eficientes. Y el sector debe contribuir con responsabilidad y rigor, priorizando aquellos proyectos más maduros y enfocando los esfuerzos en aquellas iniciativas que tienen menos riesgo.
Por otro lado, es primordial disponer de seguridad jurídica que impida que proyectos que han obtenido las autorizaciones técnicas y ambientales puedan ser paralizados por criterios judiciales, que modifican la interpretación de una norma que se ha venido utilizando con éxito desde hace más de 10 años. La situación que se está viviendo en territorios como Galicia tendrá efectos demoledores en el progreso económico y social de la región si no se soluciona de forma estructural en el corto plazo. La industria consumidora que quiere recalar en la zona se verá espantada, la creación de empleo local no será una realidad, la imagen y reputación de país se verá tocada y los encargos a las fábricas se retrasarán, generando una incertidumbre que no viene sino a agravar la coyuntura que llevan viviendo las fábricas eólicas en nuestro país desde hace tiempo.
El sector eólico en España juega un papel para la economía del país que desde AEE se defiende con las grandes magnitudes del PIB, exportaciones, empleo, etc. ¿Qué supone el sector eólico para España a nivel económico y tecnológico?
La energía eólica en nuestro país es un pilar fundamental para la competitividad de la economía, la autonomía industrial y tecnológica, la creación de empleo cualificado y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El sector cuenta con 40.000 empleos de alta cualificación, el gasto de personal de las compañías del sector es de los más elevados del tejido industrial en nuestro país, con cifras equivalentes a sectores como las telecomunicaciones o la industria farmacéutica, las exportaciones superan los 2.500 € anuales situándonos en el 5º puesto del ranking mundial, y el desarrollo de patentes sigue siendo líder, ocupando el 6º puesto a nivel mundial. Por ello, velar por nuestra industria eólica en Europa y en España con el objetivo de mantener y fortalecer toda la cadena de valor es sin duda una prioridad para el país.
En 2023, la demanda de electricidad disminuyó un 2%. ¿Es la electrificación un vector protagonista para el desarrollo de las renovables o son las renovables las que necesitan de una mayor electrificación?
La electrificación de la economía es uno de los grandes desafíos. Necesitamos incrementar la electrificación tanto en los usos domésticos como en los industriales, y así la demanda eléctrica irá creciendo paulatinamente, dando cobertura a la instalación de nuevas instalaciones renovables. Tenemos que evitar situaciones de pérdida de rentabilidad de activos renovables, que puedan estar ociosos a la espera de una demanda de energía. Justamente, estas últimas semanas se han venido dando situaciones de precios muy bajos en el mercado diario que se pueden convertir en estructurales dentro de un tiempo y eso tendría un impacto directo en las tomas de decisión para las nuevas inversiones. Debemos conseguir ritmos de crecimiento renovable equilibrados y sincronizados con el crecimiento de la demanda. No se trata solo de contar con el esfuerzo del sector energía, también otros sectores como la industria, la calefacción de hogares, o la movilidad son ejemplos de sectores que necesariamente tendrán que transicionar a un ritmo mayor del actual.
En los últimos meses el sector eólico europeo se ha movido activamente para proteger a la industria de la posible entrada de competencia de mercados no europeos. ¿Qué significa el European Wind Charter?
Europa lo tiene claro y nuestro país también. En octubre del año pasado, la Comisión Europa comunicó el Plan de Acción de la Industria Eólica (Wind Power Action Plan) como mecanismo de emergencia para velar por la cadena de valor eólica europea ante la amenaza desde terceros mercados, principalmente China. Es la primera vez que una tecnología en concreto obtiene un apoyo tan claro materializado en un paquete de medidas tan específico. ¿Y por qué? Porque la industria eólica es clave para la Unión Europea, es un patrimonio industrial y tecnológico estratégico. A este respecto, el compromiso de todos los actores, se selló el pasado 19 de diciembre, durante el último Consejo de Ministros de Energía dentro de la Presidencia española de la UE, con la firma del “European Wind Charter” apoyado por 26 Estados Miembros y por más de 300 empresas del sector eólico europeo. Ahora toca desarrollar en cada país la regulación necesaria para cumplir los acuerdos del “charter”, a la espera de la llegada del Net Zero Industrial Act (NZIA). También hay que trabajar en afinar el alcance del NZIA sobre todo en lo que respecta a precalificación de actores, criterios “non price” de adjudicación de subastas y criterios de resiliencia para poder mantener e incrementar en Europa la base industrial eólica actual. Estamos, por tanto, también, ante un periodo de necesaria defensa industrial y tecnológica en Europa ante los posicionamientos de grandes potencias como China y Estados Unidos.
La instalación de los nuevos parques eólicos en los territorios está despertando cierta contestación social. ¿Están los españoles a favor de la eólica?
En la última encuesta de aceptación social, el resultado de un 80% de la población a favor del desarrollo eólico nos hace pensar que la mayoría de los españoles apoyan el desarrollo de la eólica. En los últimos tiempos se han escuchado voces o plataformas contrarias al desarrollo de los nuevos parques. Consideramos que la oposición actual no es en ningún caso mayoritaria pero sí muy mediática y con estrategias elaboradas, está concentrada en determinadas zonas o núcleos sociales, y está protagonizada por un conjunto de actores muy concreto y con intereses de diversa índole. El gran peligro es que lo que actualmente es una realidad sobreactuada y manipulada por intereses políticos o particulares muy concretos, termine contagiando al conjunto de la sociedad a base de presión mediática y mensajes catastrofistas. No podemos olvidar que la aceptación social de la eólica en los territorios es uno de los puntos clave para lograr el ritmo de avance necesario. La primera responsabilidad recae en el sector, que debe trabajar con responsabilidad, sensibilidad y rigor, de forma anticipada en los territorios, siendo conscientes de las realidades locales y considerando el factor humano como una de las claves de éxito de los proyectos. Tenemos que seguir haciendo mucha pedagogía sobre la realidad de los beneficios que los parques eólicos trasladan al territorio, a su socioeconomía local y al cuidado del medioambiente.
Por último, ¿cuál es el futuro de la eólica?
Referirme al futuro de una tecnología como la eólica es abrir un sinfín de oportunidades y retos. Tenemos que seguir trabajando en hibridación como mecanismo de eficiencia, que es ya presente y con proyectos concretos en España, en una estrategia ordenada del almacenamiento, más volumen de repotenciación de los parques más antiguos, economía circular, el despliegue acelerado de las redes, la inteligencia artificial aplicada a todas las fases de los proyectos. Todo ello sin dejar de lado que debemos ser capaces de mantener el liderazgo tecnológico y la autonomía industrial existente, con nuevos diseños de aerogeneradores aún más eficientes que los actuales, que se construyan por los actores europeos en Europa. Por último, el futuro de la eólica también está en el mar, y 2024 debe ser el año del despegue de la eólica marina en nuestras costas.