Alejandro Cabrera, cofundador y director general de Green Eagle Solutions, es el protagonista de la entrevista del mes en nuestra newsletter.
Alejandro Cabrera Muñoz es cofundador y director general de Green Eagle Solutions, una empresa tecnológica en plena expansión internacional que ofrece soluciones software para la operación de parques eólicos y otras plantas de energía renovable. Alejandro es ingeniero informático y desde el comienzo de su carrera hace más de 15 años ha estado impulsando la digitalización del sector y ha liderado numerosos proyectos de automatización de procesos, pioneros en la operación de activos renovables.
Alejandro co-fundó Green Eagle Solutions en el año 2012 para revolucionar la forma en la que se operan las plantas renovables. Desde entonces, él y su equipo han demostrado el potencial de la Automatización Robótica de Procesos (RPA) para hacer que la energía limpia sea más escalable acelerando así la transición hacia un sistema energético sostenible.
1. Justo hace ahora diez años se fundó Green Eagle Solutions. ¿Cómo ha sido la evolución de la empresa desde entonces?
A día de hoy, Green Eagle Solutions es una empresa completamente diferente a la que mi socio Juan Fernández y yo fundamos hace ya diez años. La realidad de nuestro comienzo fue dura, y sin apoyo financiero alguno. Green Eagle nació gracias a la motivación de dos ingenieros sin apenas recursos pero con mucha pasión y ganas por hacer las cosas de una forma diferente.
La confianza que desde el primer momento depositaron en nosotros propietarios y operadores de plantas renovables, fue lo que impulsó el desarrollo de nuestra tecnología de automatización. En un primer momento éramos Juan y yo, quienes comenzamos a prestar el servicio de operación remota de parques eólicos. Con nuestra mentalidad de ingenieros informáticos, fue cuestión de pocos días llegar a la conclusión de que una gran parte de las tareas a realizar eran repetitivas y siempre bajo un mismo patrón, y que si no las automatizamos el servicio jamás podría escalar.
Hasta el año pasado el crecimiento de la empresa era orgánico y teníamos un equipo modesto, que crecía conforme lo hacía nuestro volumen de negocio. Pero si queríamos apostar por el desarrollo de la tecnología RPA y lanzarnos al mercado para crear un impacto internacional, era necesario contar con apoyo externo. Ahora, de la mano de Set Ventures y Kibo Ventures, la empresa ha dado un salto notable. Ya no solo a nivel técnico y en la apuesta por seguir trabajando con herramientas inteligentes, sino a nivel estructural permitiéndonos conformar equipos muy competentes para hacer que Green Eagle Solutions se convierta en un líder tecnológico en la industria.
2. Diez años de presencia en el sector eólico es un periodo de cambios y mejoras tecnológicas. ¿Cómo era la digitalización hace 10 años en nuestro sector y cómo la entendemos ahora?
La eólica es un sector industrial, que conforme han pasado los años, se ha visto alterado por las nuevas tecnologías de digitalización y la gran cantidad de datos e información que éstas nos han proporcionado. Desde mi punto de vista creo que ha sido y está siendo un proceso consustancial en el que van apareciendo nuevas tecnologías para cubrir las necesidades emergentes.
Hace 10 años la monitorización de la actividad de los parques eólicos se hacía en gran parte desde las propias plantas. Pero no fue hasta hace relativamente poco cuando se valoró la posibilidad de compartir y utilizar los datos que las turbinas generan para mejorar el rendimiento de los parques y reducir así los costes operativos; fue entonces cuando nacieron las primeras plataformas de segundo nivel, en la nube.
El reto ya no es la gestión de la ingesta y el análisis de los datos en sí, sino en la creación de herramientas que permitan actuar conforme a esta información extraída, de forma automática. Este es el camino que estamos recorriendo para asegurar la escalabilidad del sector en cuanto a la gestión y operación remota.
3. Has mencionado que vuestra propuesta de valor y los servicios que ofrecéis se basan en la tecnología RPA, ¿en qué consiste exactamente la tecnología RPA?
Las siglas RPA hacen referencia a la Automatización Róbotica de Procesos. Esta es una tecnología que se basa en la creación de robots software capaces de ejecutar acciones predeterminadas. Es decir, los robots softwares imitan las acciones que normalmente llevaría a cabo un humano; pueden identificar y extraer datos y en base a unas reglas preestablecidas, toman una decisión y la ejecutan.
Esta tecnología ya tiene gran impacto en otros sectores como el financiero, el transporte, e incluso algunas grandes eléctricas lo utilizan para el procesamiento de cuestiones administrativas.
Siempre me ha gustado ejemplificar este concepto con las antiguas operadoras de telefonía, donde era necesario conectar una llamada con otra a través de una persona. A día de hoy, en los centros de control aún vemos mucho talento dedicando tiempo y esfuerzo a tareas repetitivas, lo que finalmente supone una frustración a nivel personal e ineficiencias para la empresa.
Los sistemas RPA mejoran el rendimiento operacional y económico, a la vez que potencian el trabajo intelectual de los empleados.
4. ¿Ha habido una evolución en la confianza del sector en relación a que un software lleve a cabo la toma de decisiones en la operación de los activos?
Digamos que dada la potencia instalada con la que contábamos estos años atrás en España, la necesidad de automatizar procesos de operación era eludible. Y ha sido recientemente con la priorización de estrategias de digitalización y la urgencia por integrar más renovables en nuestro sistema energético, cuando los propietarios y operadores de parques eólicos están buscando de forma activa nuevas soluciones que les permitan ser más eficientes a la hora de gestionar sus portfolios. Cada vez son más las regulaciones a tener en cuenta a la hora de operar, tanto medioambientales como de red. Y si a esto le sumas el seguir una estrategia de operación según la participación en los mercados, definitivamente podemos decir que sí, que hay una gran evolución en la confianza a las tecnologías inteligentes.
5. Los centros de control de grandes fabricantes ya han empezado a implementar ciertas medidas de automatización, ¿cómo se diferencia vuestra tecnología ante la del propio OEM?
Es cierto que las turbinas actuales ya tienen implementadas algunas medidas de automatización internamente. Nuestra tecnología añade una capa de inteligencia adicional, que tiene en cuenta información que no está disponible en la propia turbina, como por ejemplo el precio de mercado, sensores externos o información de la salud de las turbinas. En concreto, podemos implementar una estrategia operacional a medida para cada turbina, y de alguna forma, modificar el comportamiento de fábrica de las mismas.
Desde el punto de vista del centro control, se tiene una visión mucho más global, operando flotas multimarca, lo cual complica mucho la operación a menos de que se disponga de herramientas automáticas.
6. Estáis apostando por el crecimiento internacional, ¿cuáles son las expectativas para los próximos años y en qué mercados?
El objetivo para el próximo 2023 es duplicar el volumen de negocio internacional con respecto a lo que tenemos actualmente.
Estamos entrando con mucha fuerza en el mercado francés, debido a las regulaciones y normativas tan exigentes con las que el sector eólico está lidiando, y en donde, por lo tanto, podemos aportar mucho valor. El resto del mercado europeo también es prioritario para nosotros, países como Inglaterra, Irlanda, o los países nórdicos.
Fuera de Europa también trabajamos, aunque en menor medida, y normalmente acompañados por grandes proveedores de servicios de mantenimiento y operación. Como ejemplo de este tipo de proyectos puedo mencionar los casos de plantas localizadas en países tan dispares como Indonesia o Chile.
7. Se espera que Europa instale 116 GW de eólica de aquí a 2026 para cumplir con los objetivos de generación de energías renovables de la Unión Europea. ¿Consideras que estos objetivos son factibles? ¿Estamos preparados a nivel tecnológico y económico?
Creo que todos somos conscientes de lo ambiciosos que son estos objetivos, y más aún ahora con el aumento al 45% de energías renovables para el 2030. También es cierto que hay una gran preocupación por la ralentización en la tramitación de permisos; y esto podría dificultar bastante el conseguir nuestros objetivos. Pero sin duda en cuanto a recursos económicos y tecnológicos confío plenamente en que, con la colaboración conjunta, España y Europa están más que preparadas para agilizar la transición energética.
Desde mi área de expertise dentro de la cadena de valor del sector, quería recalcar que es muy importante tener en cuenta no solo el desarrollo de estos gigavatios sino su posterior gestión e integración en nuestro sistema energético y que a veces queda en un segundo plano.
8. En España contamos con la cadena de valor completa del sector eólico. ¿Hay algún punto de esta cadena de valor que pueda ser reforzada en los próximos años para mejorar nuestra competitividad?
Creo que aquí hay dos puntos claves que reforzar. El primero y como acabamos de comentar hace referencia a la tramitación de los permisos para desarrollar nuevos proyectos, lo cual no está siendo nada sencillo y ágil. En parte tiene mucho que ver con la coordinación entre todos los stakeholders o partes interesadas; y que suelen estar ligadas a tramitaciones ambientales.
El segundo punto clave diría que es el desarrollo de la eólica marina flotante. El movimiento a nivel europeo está dando pasos agigantados. Sin embargo, en España hemos avanzado significativamente más lento o por detrás de otros países en cuanto a potencia instalada offshore. Lo cual es comprensible debido a las condiciones geológicas de nuestros fondos marinos, pero ahora, gracias al avance tecnológico de la eólica flotante, quizás no estemos tan lejos de conseguir los 3 GW propuestos en la Hoja de Ruta de la eólica marina aprobada a finales del pasado año.
9. Para conocer mejor a nuestro protagonista:
Libro preferido: Traction, de Gino Wickman, propone una forma muy práctica de estructurar el crecimiento rápido pero ordenado de una empresa. Fuera del mundo de los negocios me gustó Un mundo feliz, de Aldous Huxley y su visión distópica de un mundo en el que somos capaces de controlar nuestros propios. Para mí es un reflejo de lo complicado que es resolver el eterno debate entre la ética y la evolución científica.
Serie: Breaking Bad, en su día me pareció muy original y se convirtió en un clásico. Hoy en día veo muchas series que siguen un formato muy parecido, pero sin duda, ya no generan el mismo impacto.
Película: El pianista, de Roman Polanski. quizás porque dedique muchos años de mi vida a tocar el piano y tengo el título grado medio de conservatorio. Por desgracia, mi talento está muy lejos del de Władysław Szpilman.
Color: verde y azul eléctricos, por supuesto
10. En nuestro día a día, todos podemos aportar a la lucha contra el cambio climático. ¿Cuál es su propuesta de medida concreta para que nuestros lectores puedan aplicar desde hoy en su rutina?
Siempre he pensado en la suerte que tengo de poder haber elegido un sector que aporta tanto a la lucha contra el cambio climático. Pero, por supuesto, en mi día a día he ido desarrollando una serie de hábitos que quiero compartir con ilusión.
Lo primero que intento es cuidar la alimentación, consumiendo siempre que es posible productos de temporada y de proximidad. Llevo una vida bastante sencilla por lo que me aplico las tres Rs, reducir, reutilizar y reciclar, en la medida de lo posible. Y por supuesto, conduzco un coche eléctrico. A nivel personal creo que hago lo que se puede para reducir mi huella hídrica y de carbono.
Pero, por otro lado, creo que hay que ir mucho más allá de las palabras y de acciones individuales, y por este motivo, hemos lanzado una nueva iniciativa de RSC en la que donamos el 1% de nuestros ingresos mensuales a diferentes causas sociales y medioambientales.
Creo que es una acción que todos aquellos que la puedan llevar a cabo tanto desde una entidad o como a título personal, podrían aportar un granito de arena más en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenibles propuestos por las Naciones Unidas.