Ayer jueves 26 de junio se celebró la reunión Renewables, Electrification and Flexibility – For a Competitive EU Energy System Transformation by 2030, organizada por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) y basada en su reciente informe EEA Report 16/2024. El encuentro se estructuró en tres intervenciones principales, que se detallan a continuación.
Ditte Juul Jørgensen, la directora general de Energía de la Comisión Europea, abrió la sesión presentando el Clean Industrial Deal y su papel en la transformación energética y la descarbonización de la economía europea. Destacó la reciente aprobación, el 25 de junio de 2025, del nuevo marco de ayudas estatales para apoyar a la industria limpia, una herramienta clave para acelerar la transición.
Subrayó la urgencia de electrificar sectores estratégicos como el industrial y el del transporte, y puso en valor los avances regulatorios logrados en los últimos cinco años, que han permitido consolidar un marco europeo más coherente y robusto. Asimismo, insistió en la necesidad de reforzar la seguridad de las infraestructuras energéticas, simplificar los procesos de permitting para proyectos renovables y mejorar la resiliencia del sistema ante posibles crisis.
En segundo lugar, Mihai Tomescu de la EEA centró su intervención en la evolución del cambio climático y la electrificación como herramienta esencial para alcanzar los objetivos climáticos de la UE. Aportó datos contundentes: gracias al crecimiento de las energías renovables, en las últimas dos décadas la UE ha evitado un 24% adicional de consumo de combustibles fósiles. Entre 2005 y 2023, las emisiones totales de gases de efecto invernadero se redujeron un 30,5%, y en el sector eléctrico la intensidad de emisiones cayó un 45%.
Además, en 2022, las energías renovables representaron el 41% del consumo eléctrico final, frente al 23% del consumo energético total. Desde 2021, el gas ha sido desplazado a un ritmo del 2% anual, principalmente gracias al crecimiento de la energía solar y eólica. Para alcanzar los objetivos de 2030, será necesario triplicar la producción eólica y cuadruplicar la solar respecto a los niveles de 2022. El incremento en energías renovables podría reducir la generación basada en combustibles fósiles para los sectores de calefacción y transporte hasta situarla en torno al 2% para 2030. Asimismo, se estima que los costes variables de generación eléctrica podrían disminuir hasta un 57%
Tomescu también abordó la necesidad de electrificación de la calefacción y el transporte, proponiendo medidas como la reducción del riesgo a la inversión en renovables, reformas fiscales que favorezcan la electricidad limpia, eliminación de subsidios a los combustibles fósiles, incentivos a tecnologías limpias y apoyo a los grupos vulnerables. Además, subrayó la importancia de mejorar la cooperación transfronteriza y superar barreras no técnicas ni financieras.
Por último, Kristian Ruby, secretario general de Eurelectric, reflexionó sobre los próximos pasos para una transición energética efectiva. Señaló que, en 2024, el 71% de la electricidad generada en la UE ya provino de fuentes sin emisiones de CO2, lo que refleja el éxito de décadas de políticas de impulso. No obstante, advirtió que el sistema eléctrico está sometido a una presión creciente y que la resiliencia del sistema es un reto urgente.
La necesidad de flexibilidad es crítica: entre 2025 y 2030 se requerirá más del doble de la capacidad actual. Actualmente, las baterías no pueden respaldar el sistema por sí solas, y la respuesta del lado de la demanda no es suficiente para cubrir necesidades como el almacenamiento estacional. Por ello, será necesario mantener una fracción residual de combustibles fósiles en el sistema a corto plazo, mientras se invierten en las infraestructuras de red y desarrollan soluciones tecnológicas adecuadas.
Igualmente, extendió su análisis a la falta de planes nacionales con indicadores clave de electrificación, a pesar de que ya existen KPIs a nivel europeo. Subrayó la importancia de una mayor coordinación política y de fomentar sinergias entre el sector público y privado. Asimismo, destacó el papel que puede desempeñar la banca de descarbonización en la financiación operativa (OPEX), especialmente mediante contratos tripartitos.
Ruby concluyó que es fundamental aprender de crisis recientes como la pandemia de COVID-19 o la guerra en Ucrania, y que Europa debe ser más precisa y estratégica en la gestión de precios y flexibilidad para evitar futuras crisis energéticas.