La inteligencia artificial requiere una cantidad copiosa de energía para entrenar y alimentar sus complejos sistemas de computación. Actualmente, se calcula que la cantidad aproximada de energía necesaria para sostener el crecimiento del sector se duplica cada 100 días. Para 2030, a nivel mundial, el sector de la IA por sí solo podría ser responsable del 3,5 por ciento de todo el consumo de energía, según las proyecciones de los expertos.
En algunos países más avanzados en el despliegue de servidores dedicados a la inteligencia artificial está empezando a ser un reto para su sistema eléctrico. En Irlanda. el año pasado los centros de datos consumieron el 21 por ciento de toda la electricidad medida, superando el consumo residencial urbano. Este crecimiento desbocado ha puesto a Irlanda en un dilema entre la seguridad energética y el mantenimiento del lucrativo sector de los centros de datos.
Según la Comisión para la Regulación de los Servicios Públicos existe el riesgo de que el ritmo de crecimiento de la demanda sea más rápido que la velocidad a la que se puede construir la infraestructura de generación y de red.
E Irlanda no es el único país con en este dilema. Se espera que el Reino Unido experimente un aumento del 500% en la demanda energética de la IA en los próximos diez años. También Suecia, que tiene un clima ideal para enfriar naturalmente los centros de datos, podría ver cómo se duplica la demanda de energía relacionada hasta 2030, seguida de otro aumento del doble en 2040. EEUU también se enfrenta ya a considerables recortes de energía debido a la expansión de la IA. A nivel mundial, se espera que el consumo de energía de los centros de datos por sí solos supere los 1.580 TWh, aproximadamente el equivalente a toda la India, la nación más poblada del planeta.
Por otra parte, la IA también podría resultar en una ayuda para la industria energética si se utiliza como herramienta estratégica. La transición global hacia las energías renovable, que representa un proceso sin precedentes de rápida transformación planificada de los sistemas, requiere de sistemas informáticos inteligentes, reactivos y flexibles capaces de reconocer, responder y predecir rápidamente patrones complejos de producción y consumo. Por lo tanto, la IA podría ser una herramienta muy útil para gestionar redes inteligentes capaces de gestionar enormes entradas y salidas de energías variables como la eólica y la solar. Está claro que puede convertirse en un arma de doble filo, y asegurarse de que la IA se utilice de forma inteligente es una tarea monumental que será decisiva para los países que apuesten por ella.
En España había a finales de 2023 unos 200 MW de capacidad de demanda eléctrica ligados a centros de datos, pero hay entre 10.000 y 11.000 megavatios de peticiones de acceso a la red eléctrica. Por el momento, los expertos del sector indican que hay más peticiones de conexión a la red que proyectos reales, lo que está generando una percepción de que, por lo menos de momento, hay más actividad de la que realmente existe.
Sin embargo, las empresas del sector eléctrico ya han empezado a posicionarse en este nuevo vector de demanda. Así, por ejemplo, Endesa, recientemente ha indicado que la firma tiene ya acordados 3 gigavatios (GW) de estos activos para conectarlos en su red, que conllevarán un consumo anual de 15 teravatios/hora (TWh) y que esperan otros 15 TWh para 2030.
Otro ejemplo sería el de ACCIONA Energía, que ya en 2022 firmó un contrato de compraventa de energía (PPA) para suministrar electricidad 100% renovable a Interxion, una empresa de centros de datos, durante 10 años. Mediante ese contrato, ACCIONA Energía está suministrando más de 65 GWh/año de electricidad renovable para cubrir el consumo eléctrico de los tres centros de datos que Interxion opera en España. A su vez el contrato ha permitido a Interxion adherirse al Pacto de Centros de Datos de Neutralidad Climática, como parte de su estrategia de sostenibilidad.
Ante esta nueva oportunidad de aumentar la demanda eléctrica en España, la saturación de las infraestructuras eléctricas sigue siendo un cuello de botella, siendo el desafío principal la falta de disponibilidad de acceso a las redes de transporte de energía. Las empresas promotoras de los data centers han evaluado en 600 millones de euros anuales en redes eléctricas las inversiones necesarias para que el negocio se desarrolle en todo su potencial. Para ellos será necesario cambiar el actual plan de transporte de electricidad, aprobado para el período 2021-2026, ya que en él no se contemplaba el auge del consumo asociado a los data centers, lo que lo ha dejado desactualizado.
Si cada MW de potencia de servidores demanda 5.000 MWh de electricidad anuales, en el rango alto de la demanda de nuevos servidores (10 GW) se podría estar hablando de 50 TWh/año de demanda eléctrica adicional para 2030, el equivalente al 22% de la demanda eléctrica total actual. Para llegar a ese nivel de despliegue, una buena planificación de la red y de los activos renovables necesarios para cubrir esa nueva demanda va a ser fundamental para evitar los problemas que está teniendo ya Irlanda actualmente.
Autor: Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de AEE